Alfredo Ramón (1922 - 2015) ha sido homenajeado por el Ayuntamiento de Madrid con una placa en el edificio en el que vivió y tuvo su estudio, situado en la calle de la Infanta María Teresa, 20, en Chamartín.
El pintor e ilustre vecino del distrito, donde residió durante seis décadas, desarrolló una extensa obra en la que plasmó su peculiar visión del paisaje urbano de la ciudad: un Madrid auténtico, nostálgico y cotidiano. El Museo Reina Sofía, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando o la colección municipal de Madrid son algunos de lugares que albergan las pinturas de Alfredo Ramón.
Políticos, familiares y amistades, presentes en la colocación
En el evento homenaje, realizado este martes, el concejal de Chamartín, Mauricio Valiente, familiares y amigos estuvieron presentes. También su compañera de vida, Linda Hament, quien le definió como un hombre muy culto, campechano, divertido, irónico y sobre todo un gran conversador.
Las palabras de Valiente
La colocación de la placa se ha realizado en cumplimiento de la proposición plenaria aprobada en la sesión ordinaria del Pleno del distrito celebrado el pasado 12 de marzo.
Su amor por representar viejos comercios, quioscos o mercados
Alfredo Ramón comenzó su educación artística en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. A lo largo de su vida residió en otros países como Francia o Estados Unidos; en este último, ejerció de profesor en prestigiosas universidades norteamericanas y voló durante muchos veranos a la Escuela Española de Middlebury College de Vermont, donde realizaba los decorados, carteles y diseño de vestuario del Teatro Español.
En su obra reflejó el Madrid castizo. Calles tan madrileñas como Príncipe de Vergara, viejos comercios, quioscos o mercados como el de Chamartín fueron temáticas recurrentes para este artista plástico que buscó con sus obras reivindicar la belleza de lo cotidiano en la capital.